Poder expresar nuestros sentimientos y emociones por medio de imágenes y sonidos es una magia que sólo por el arte cinematográfico se puede alcanzar. Una cámara para un director, es como el pincel de un artista, en cual por medio de percepciones, vivencias y emociones logra plasmar en una secuencia un mundo irreal el cual no está ajeno a nosotros.
En este cortometraje, me ha tocado desempeñar el cargo de Asistente de Dirección, en el cual ha sido rol interesante, ya que me he tenido que hacer una interpretación que van más allá de lo que dice el guión literario. Por medio de un ejercicio meta discursivo, el cual consistía analizar cada una de las escenas, y de allí adaptarlo a otra situación o forma de ver la vida. He tenido que definir, cuál va a ser la dirección cinematográfica y me permitió estudiar la psicología de cada uno de los personajes.
Quizá lo más complejo de este cortometraje, ha sido poder interpretar todas las ideas de los compañeros y poderlo complementar con un guión que es meramente auditivo. Uno de los mayores retos, es lograr que cada vez que alguien cierre sus ojos al escucharlo pueda percibir un mensaje similar al de la persona que lo está viendo.
Definitivamente este corto, es como una rueda Chicago, lleno de altos y bajos, por lo que se ha convertido como en viaje de emociones y sensaciones visuales y auditivas, por lo que he llevado un gran trabajo de pre producción. Por lo ha sido un reto interesante.
La escena que más me ha gustado, es cuando Felipe lee un poema a su madre, ya que es un momento muy íntimo y especial para ambos personajes, donde se ve ese amor de hijo a madre y la frustración, tristeza o el desconsuelo no tiene cavidad.

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