jueves, 28 de julio de 2011

Glenda Lázcares

A lo largo de toda la preproducción del cortometraje, he tenido una participación activa en la creación del personaje Felipe Daniel, así como en el aporte de ideas respecto de la trama (escenas, acciones, orden lógico de ideas).
Principalmente, me he concentrado mucho en estudiar todas las motivaciones que tiene la actriz Valentina para las acciones que realiza. He logrado comprender profundamente el porqué de sus actos y he podido, a la vez, equiparar sus comportamientos con aspectos de mi propia vida. Para este personaje, que en un principio establecimos que iba a tocar violonchelo, he escuchado piezas que involucren este instrumento, y he conversado con una persona quien lleva años practicando el óptimo uso de esta herramienta.
En cuanto a la producción en sí, he aportado ideas de lugares para las grabaciones, así como para establecer las condiciones óptimas en las que podemos grabar y los implementos que podemos conseguir para ello.
No tengo la menor duda de que el momento del relato que más me llama la atención, y creo que es el centro de toda la historia que se cuenta, es el momento cuando Felipe le lee un poema a su madre. Es una conjunción de arte exquisita: no simplemente se ve en su máxima expresión el amor de un hijo por su madre, sino también se unen el arte de las letras, el arte de la música, el arte de las miradas y el poder salvador del apoyo familiar sin condiciones.
El dolor que está sintiendo Felipe se transforma en fortaleza para transmitirle seguridad a su progenitora, y parte de él está muriendo lentamente mientras la salud de su madre se desvanece sin retorno.
Durante todas las semanas de trabajo, tuve la enriquecedora experiencia de realizar labores en equipo, lo cual me ha enseñado que la palabra “cine” hace una alusión directa a grupo. He logrado trascender las barreras cinematográficas que tenía y he ampliado mi horizonte hacia los diversos tipos de hacer cine y a apreciar la calidad de un trabajo artístico realmente.
Este cortometraje, por su gran dosis de arte sutil, está dirigido, primordialmente, a un grupo de personas interesadas por las artes y con capacidad de captar los mensajes implícitos dentro una producción de este tipo, que podrían comprender la producción en sí. No hay límite de edades del público: el único requisito es tener la sensibilidad para comprender más allá de las palabras. Se trata de dejarse transportar por medio de la música.

No hay comentarios:

Publicar un comentario